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Moeügchi, el manatí amazónico rehabilitado durante seis años, fue liberado en los lagos de Tarapoto

De acuerdo al examen clínico realizado el pasado 3 de mayo «no se observó ninguna anormalidad y se evidenció una buena condición corporal, alcanzando 190 cm de longitud y 135 kilogramos de peso. Adicionalmente, en el monitoreo comportamental se registró la disminución del interés de mantener contacto con humanos», afirmó María Jimena Valderrama, médica veterinaria de la Fundación Omacha; además, “se determinó que el ejemplar se encontraba en muy buenas condiciones médicas, sin lesiones físicas ni traumas y no se evidenció presencia de enfermedad, a nivel nutricional, presenta una buena condición corporal y alerta al medio”, afirmó José Luis Elizalde, médico veterinario de CORPOAMAZONIA.

Por lo tanto, el equipo de profesionales determinó que estaba listo para regresar a su hábitat natural y que pueda, de esta forma, continuar con su ciclo de vida en libertad. Para darle continuidad a su proceso de reintroducción, Moeügchi lleva puesto un transmisor VHF para conocer su ubicación geográfica y evaluar su adaptación al hábitat.

 

El proceso de rehabilitación de Moeügchi, el manatí que nos enseñó sobre su especie

En Leticia (Amazonas), en octubre de 2017, este manatí, de la especie Trichechus inunguis, era una cría huérfana de 10 kilos de peso, que fue rescatado por unos pescadores cerca a la comunidad de la Ronda por la ribera del río Amazonas, y fue entregado a CORPOAMAZONIA donde se le realizó la valoración por parte de los profesionales biólogos y veterinarios de la Dirección Territorial Amazonas de esta entidad. Así entonces, se determinó que tenía aproximadamente 4 meses de edad, con condición corporal 1/5, deshidratación marcada, queratitis generalizada, lesiones epiteliales severas, signos de desnutrición y diarrea como síntomas de mayor relevancia, para lo cual requirió atención médico veterinaria urgente, cuidado y mantenimiento nutricional para mejorar su condición.

Posteriormente, CORPOAMAZONIA dejó en disposición provisional a la cría en el Bioparque IKOZOA que funciona al interior del Hotel Amazon de ON VACATION en un espacio entregado y dotado por la cadena hotelera exclusivamente enfocado en la recuperación y protección de animales. En este lugar se inició el proceso de rehabilitación que comenzó en un tanque de sistema cerrado, bajo monitoreo por parte de profesionales del bioparque y la autoridad ambiental. Allí era alimentado inicialmente con una leche especial sin lactosa teniendo en cuenta que los manatíes, al ser mamíferos, tienen un período de amamantamiento de dos años aproximadamente. Durante su estancia en el bioparque, se continuó con su evaluación clínica y nutricional, toma de medidas morfométricas y pesaje para ir observando y evaluando su crecimiento.

En mayo del 2021, Moeügchi fue trasladado a la estación biológica de la Fundación Omacha, en Puerto Nariño (Amazonas), donde continuó su rehabilitación en una piscina. Durante esta etapa, comenzó su adaptación a una dieta de plantas acuáticas como: guamo, gramalote, buchón, lirio acuático, entre otros; las cuales son la base de alimentación de los manatíes.

La última etapa de este proceso se llevó a cabo en un estanque en tierra, al que se trasladó en mayo de 2022, para contribuir a la transición del manatí al medio natural.

Moeügchi, guardián del agua

El equipo de profesionales de la Fundación Omacha desarrolla una estrategia de socialización y divulgación de esta rehabilitación dirigida a las comunidades habitantes en el territorio, donde se distribuye esta especie, con el objetivo de contribuir a la valoración y cuidado de los manatíes amazónicos y los ecosistemas donde habitan.

«En el camino recorrido en la rehabilitación de Moeügchi hemos llevado a cabo un trabajo de socialización y divulgación de este proceso, con el Resguardo TICOYA, los habitantes de Puerto Nariño y las autoridades municipales. Ha sido un espacio de sensibilización, aprendizaje y diálogo en el que compartimos conocimientos: la relación de las comunidades indígenas (Tikuna, Cocama y Yagua) con los manatíes, y la importancia del agua.», afirmó Omaira Rubiano, educadora ambiental de la Fundación Omacha, quien concluyó: «Se ha logrado recuperar y fortalecer el vínculo espiritual en pro de la conservación de los manatíes, de tal forma que su rehabilitación y reintroducción sean exitosas».

Dentro de la estrategia, se formó un grupo llamado «Guardianes de Moeügchi», con miembros de la comunidad de Santa Clara de Tarapoto, quienes se encargarán del monitoreo del manatí.

Las socializaciones se han llevado a cabo con la participación del Resguardo TICOYA, los Vigías de los Lagos de Tarapoto, la Guardia Indígena Ambiental, la Alcaldía Municipal de Puerto Nariño, Ejército Nacional de Colombia y los habitantes de Puerto Nariño.

Los manatíes son considerados como especies “sombrilla”, debido a las funciones desempeñadas en los cuerpos de agua que habitan: regulan los ciclos de nutrientes, mantienen la profundidad de los cuerpos de agua, al evitar la sedimentación, además aportan al mantenimiento de la calidad de los ríos y lagunas al controlar la proliferación de plantas acuáticas, porque consumen entre el 8 y 10% de su peso al día.

A pesar de su importancia en los humedales donde habitan, los manatíes enfrentan varias amenazas razón por la cual son clasificados en la categoría de amenaza Vulnerable (VU), de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN, y en la categoría En Peligro (EN) del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, resolución 1912 de 2017; debido a la disminución de sus poblaciones, en parte por la caza para consumo y la comercialización de las crías.

Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha, afirmó: «Los procesos de rehabilitación de fauna silvestre requieren mucho tiempo, y son muy costosos económicamente. Estos procesos con fauna acuática son aún más complejos, requieren infraestructura y logística que casi no existe en el país. Además, durante la rehabilitación de Moeügchi tuvimos que enfrentar las adversidades generadas por la pandemia del COVID 19» y resaltó: «No deberíamos estar rehabilitando animales silvestres, ellos deberían vivir en sus hábitats.»

Así mismo, el director general de CORPOAMAZONIA, Luis Alexander Mejía Bustos enfatizó que: «Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines.” En tal sentido, la biodiversidad del país, por ser patrimonio nacional y de interés de la humanidad, deberá ser protegida prioritariamente y aprovechada en forma sostenible.

La discusión no solo debe centrarse en la pérdida visible de un organismo, sino también en el valor monetario y no monetario que las comunidades locales le otorgan a la vida, y el impacto que tiene dicho organismo en el entramado de los ecosistemas acuáticos y su cosmogonía.

A propósito de la compleja rehabilitación dirigida de Moeügchi, CORPOAMAZONIA reconoce que muchas de estas especies están amenazadas por diversas actividades humanas, como la pesca y la caza indiscriminada, la contaminación del agua y la destrucción de los hábitats naturales, situaciones que demandan un trabajo comunitario, interdisciplinario, interadministrativo, gubernamental y no gubernamental para su abordaje exitoso.

Por representar un proceso novedoso y pionero en la Amazonia colombiana, estas acciones merecen ser sistematizadas y documentadas por las autoridades ambientales, los Institutos de Investigación Científica, las Instituciones de Educación Superior, las comunidades locales, la cooperación internacional, los pueblos indígenas, organizaciones no gubernamentales y sociedad civil, de tal manera que sean el insumo fundamental para formular e implementar verdaderos planes de conservación para esta especie.

El sitio Ramsar lagos de Tarapoto, el nuevo hogar de Moeügchi

El 18 de enero de 2018, el Gobierno Nacional y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible oficializaron la designación de los lagos de Tarapoto como un humedal de importancia internacional – sitio Ramsar. Este reconocimiento de la Convención Ramsar promueve la cooperación internacional para la financiación de proyectos de conservación de la biodiversidad, y contribuye a la protección de los recursos naturales.

Este complejo de humedales se ubica en el municipio de Puerto Nariño y abarca una extensión de 45.463 hectáreas. En Tarapoto, se encuentran bosques de tierra firme, es decir, que no están sometidos a los regímenes de inundación; bosques de várzea sujetos a inundaciones periódicas por ríos ricos en nutrientes, llamados de aguas blancas; y bosques pantanosos o igapó, los cuales se inundan estacionalmente por aguas de ríos pobres en nutrientes, llamados de aguas negras. Además, las aguas del río Amazonas y sus afluentes, como los ríos Loretoyacu, Amacayacu, Atacuari y Boyahuassu contribuyen a que en épocas de aguas altas (entre febrero y abril), el nivel pueda ascender hasta 14 metros, y se inunden varios kilómetros de bosques.

Esta área es el hogar de 883 especies de plantas vasculares, 265 de peces, 57 de anfibios y 30 de reptiles. Respecto a la diversidad de aves, se registran 244 especies y, finalmente, para este complejo de humedales se reconocen 197 especies de mamíferos, entre ellas, el manatí amazónico (Trichechus inunguis).

Teniendo en cuenta la riqueza ambiental de los lagos y la presencia de otros manatíes, en conjunto con las comunidades locales, se decidió que el lugar idóneo para esta liberación era este sitio Ramsar.

«Los manatíes fueron alguna vez abundantes aquí, al igual que los caimanes, nutrias y muchos peces, como el pirarucú. Los abuelos tuvieron la suerte de ver estos lagos llenos de vida y, ahora, tenemos la gran responsabilidad de trabajar juntos para recuperar la salud de estas áreas» afirmó Fernando Trujillo, quien concluyó: «Esperamos que Moeügchi se convierta en un símbolo en Tarapoto y sus lagos, y que entre todos lo cuidemos.»

CORPOAMAZONIA agradece a la Fundación Omacha, principalmente a su director científico Fernando Trujillo, por el incansable trabajo y empeño para la conservación de los ecosistemas acuáticos. De igual manera, la Fundación Omacha y la Corporación manifiestan su gratitud al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, al Sistema Nacional Ambiental – SINA, Bioparque IKOZOA, al Resguardo TICOYA, a la Alcaldía Municipal de Puerto Nariño, la Universidad Nacional de Colombia, sede Leticia, a la comunidad de Puerto Nariño, a la Guardia Indígena Ambiental GIA de San Martín de Amacayacu, la Fundación Natütama, Policía y Ejército Nacional de Colombia, On Vacation, a los Vigías de los lagos de Tarapoto, al Centro de Conservación de Manatíes del Caribe, a la Hacienda Eware, empresas privadas y a todos los colombianos que apoyaron a Moeügchi durante estos años de rehabilitación.

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